México | 2023-01-04
Acabaron las fiestas decembrinas y con ellas vienen los recalentados que, si bien en muchas mesas no duran mucho tiempo, en otras preservan un poco más y eso incluye a las bebidas.
Dentro de estas celebraciones las tradicionales como el ponche o rompope no faltan, a la par del vino, que para brindar es esencial.
Y así como no faltan, en muchas ocasiones sobran y, por ello, compartimos en esta edición de Galería una serie de platillos para aprovechar esta bebida clásica más allá de las copas, sino en los alimentos, para darles un giro de sabor.
Según datos históricos, el vino comenzó a producirse por primera vez durante el periodo neolítico, en la región que hoy comprende Irak e Irán, en el 5,400 a.C. Otro dato señala que la primera cava se encuentra en Armenia, y que tiene una antigüedad de aproximadamente 6 mil años.
No tardó en extenderse a otras civilizaciones, como la egipcia y la griega, quienes solían mezclarlo con agua y conservarlo en pellejos de cabra.
Esta bebida tenía una importancia tan grande en las antiguas civilizaciones, que habían deidades dedicadas a esta bebida, por ejemplo, Baco, el dios romano del vino, o Dionisio en Grecia.
También es de gran renombre en la cultura hebrea, pues en la Biblia es mencionado en diversos pasajes y en acontecimientos importantes. Dos de ellos, por ejemplo, cuando Jesús convierte agua en vino en las bodas de Caná, y cuando celebra la Última Cena.
La viticultura se desarrolló en gran manera gracias a la expansión del cristianismo en Occidente, debido a que esta bebida es necesaria, hasta la fecha, para la celebración de las misas.
Los monasterios fueron quienes crearon sus propios métodos de elaboración y extracción. De hecho, se reconoce a los monjes como los precursores de la viticultura y vinicultura.
Hay que entender una importante diferencia: la viticultura es el conjunto de técnicas para el cuidado de la vid; por otro lado, la vinicultura es la elaboración y crianza del vino.
A continuación, platillos especiales con vino blanco o tinto como ingrediente principal.
¡Buen provecho!
Ingredientes
16 chalotes sin pelar
3 cdas. de aceite de oliva
Sal y pimienta negra
1 costillar de cordero
1/4 taza de mostaza
2 cdas. de mostaza de Dijon
2 cdas. de salvia fresca picada
2 tazas de vino blanco seco
1/2 taza de crema agria
2 cdas. de cebollín fresco picado
Preparación
Precalienta el horno a 180°C.
Coloca el costillar en el centro de la cacerola y sazona con sal y pimienta.
En un tazón pequeño mezcla las mostazas, la salvia y dos cucharadas de aceite, y barniza el costillar.
Mezcla los chalotes con una cucharada de aceite, sal y pimienta y acomoda en los bordes.
Deja en el horno 40 minutos, voltea y deja por otros 30 minutos, hasta que esté bien cocido.
Transfiere los chalotes y la carne a una tabla de cortar y cubre con papel de aluminio. Deja reposar por lo menos 15 minutos antes de cortar.
Coloca la cacerola vacía sobre dos quemadores a fuego medio-alto; agrega el vino y cocina a fuego lento, raspando encima de todos los pedacitos bronceados.
Deja que se reduzca y pasa por un colador.
Bate la crema agria y el cebollín. Sirve la carne y los chalotes con salsa y acompaña con esta crema
Ingredientes
8 chiles guajillo
1 litro de caldo de pollo
8 muslos de pollo
1/2 litro de vino tinto
1 cebolla troceada
1 cabeza de ajo
1 hojas de laurel
Preparación
Hidrata los chiles en el caldo de pollo caliente. Quítales el tallo y las semillas. Licúalos con el caldo.
Coloca los muslos de pollo en una olla, vierte sobre ellos el puré de chile y el vino tinto.
Añade la cebolla, el ajo y el laurel.
Cocina a fuego medio hasta que el líquido reduzca a la mitad de su volumen y el pollo esté cocido, rectifica la sazón.
Sirve con arroz blanco o tu guarnición preferida.
Ingredientes
4 filetes de pescado tilapia
1 trozo de jengibre de 2.5 cm aproximadamente
20 g de mantequilla
30 mL de vino blanco
Sal
Preparación
Coloca los filetes de pescado en un refractario.
Ralla encima de ellos el jengibre junto con la mantequilla, esparce el vino sobre la mezcla. Agrega sal al gusto.
Cúbrela con plástico adherente. Hornea aproximadamente por ocho minutos en el microondas.
Saca con cuidado y sirve caliente.
Ingredientes
2 sobres de gelatina de fresa
4 tazas de agua
1 lata de cubos de piñas en almíbar
1 lata de cubos de duraznos en almíbar
300 g de ciruelas pasas sin hueso
1 taza de vino tinto
Nuez para decorar
Preparación
Abre las latas de piñas y duraznos, cuela el almíbar y reserva.
Pon a hervir las 4 tazas de agua y diluye los sobres de gelatina de fresa.
En una olla pequeña pon a calentar el vino tinto, el almíbar y las ciruelas pasa. Sube el fuego y calienta hasta que las ciruelas se suavicen.
En un tazón mezcla la gelatina de fresa y la mezcla de vino.
Vierte en un molde para gelatina.
Añade los trozos de piña y durazno.
Refrigera por 1 hora.
Desmolda con cuidado y decora con nuez.