| 2020-09-03 | Alejandro Quijano
Desde que nacemos y hasta los siete años de edad, las personas adquirimos la gran mayoría de las creencias que, si más adelante no cambiamos, van a regir toda nuestra vida. Miles de personas llegan a la adultez sin haber cuestionado muchas de las enseñanzas de sus papás, familiares, maestros y amigos, por lo que toman decisiones subconscientes, las cuales no siempre reflejan sus verdaderas intenciones o deseos.
Una persona mindful, es capaz de actuar de forma consciente y premeditada para lograr identificar y modificar esas creencias que ya no le sirven.
El primer paso para traer consciencia plena a nuestras creencias subconscientes es analizando cuidadosamente áreas de nuestra vida, y buscar patrones de pensamientos o escenarios repetitivos que nos lleva a reaccionar, sin examinar la situación a detalle ni tener todos los elementos de juicio.
Una vez que hemos visualizado objetivamente nuestra vida e identificado los patrones que nos generan resistencia –y con ello malestar– podemos comenzar a observar nuestros pensamientos, y actitudes.
La mente subconsciente aprende con la repetición, y son aquellas cosas que decimos continuamente las que, con el tiempo, se vuelven nuestra realidad.
Uno de los objetivos de traer el mindfulness a nuestra vida es para escarbar todo lo que se encuentra enterrado en el subconsciente para así verlo con detenimiento y con la intención de, en caso de hallar algo que no nos guste, arrancarlo de raíz y programar algo nuevo y constructivo que se alinee con la persona en la que queremos convertirnos.