| 2020-08-11 | Jessica Gingles
Así como nuestro cuerpo necesita exponerse a una cantidad limitada de toxinas externas para crear anti-cuerpos y ser saludable, el estrés puede ser algo positivo que te fortalece emocionalmente y te ayuda enfrentarte sabiamente a los retos de vida cotidiana.
Sin embargo, el tema se complica cuando esa sensación de tensión se convierte en algo constante y sostenido por largos periodos de tiempo. De igual forma, se transforma en algo nocivo cuando no aceptamos o no identificamos que hay algo que nos está alterando y dejamos que incremente a altos niveles sin control.
El desequilibrio que causa el estrés no solo puede lograr enfermarnos si no que entorpece la capacidad de recuperarnos de padecimientos físicos que parecieran no relacionados.
La respuesta del huir o luchar
Sabemos que cuando nos vemos en aprietos, o en una situación inesperada, se altera el funcionamiento de nuestro cuerpo. Ya sea porque nuestro corazón se agita, nos sonrojamos, sentimos un ritmo de respiración diferente, comenzamos a temblar, o a sudar profusamente. Esto, es algo muy natural en los seres humanos. Es lo que se conoce como la respuesta de huir o luchar.
Cuando nuestros sentidos detectan algún peligro, se activa automáticamente nuestro instinto de supervivencia, las glándulas secretan la hormona conocida como adrenalina o epinefrina, y nos enfocamos en las acciones necesarias para manejar el peligro.
Esto resultó muy útil para los cavernícolas pues les daba la posibilidad de salir corriendo con gran velocidad para que sus atacantes perdieran su rastro, o de combatir con una fuerza extraordinaria a los depredadores que les agredían.
Hoy día, los seres humanos tenemos casi el mismo cuerpo que tenían nuestros ancestros hace miles de años. La capacidad del cuerpo para manejar el estrés no ha cambiado mucho, pero nuestros estilos de vida y el nivel de tensión al cual nos sometemos cada día, son muy distintos.
Los cavernícolas tenían que enfrentar ataques de depredadores, pero esto no era algo que ocurría todo el tiempo, si no que eran casos aislados. Sin embargo, nuestra vida moderna puede llegar a mantenernos en ese estado de alerta o lucha constante y ahí es cuando debemos tomar conciencia de que es una respuesta poco saludable.
Tener una sensación de estrés en momentos específicos y brevemente, puede ayudarnos a ser competentes, ambiciosos llevarnos a tomar acción cuando queremos expresarnos, o incluso para salvarnos de un peligro inminente, pero ya cuando nos sentimos así por un periodo prolongado, puede resultar muy nocivo.
¿Cómo diferenciar el estrés ¨bueno¨ del ¨malo¨?
1. Identifícalo
¿Qué exactamente estás sintiendo?
Ej. Palpitaciones, hambre excesiva, mal humor, falta de sueño.
¿Qué te hace sentir así?
Ej. Un informe que tienes que terminar, una presentación importante, un asunto con un cliente
2. Crea un plan de acción
¿Qué es lo peor que puede pasar?
Ej. Que tengas que pedir prórroga para presentar el informe, que no te alcance el tiempo para terminar la presentación por tu cuenta, que el cliente se sienta inconforme.
¿Cómo lo resolverías?
Ej. Presentar un informe parcial, pedir ayuda a un colega para terminar la presentación, tener lista una posible respuesta para el cliente.
3. Valora
¿Esto es algo que pasará una vez cumplas con las responsabilidades?
Compártelo con tus seres queridos de modo que puedan apoyarte para que así puedas concéntrate y enfocarte. Mueve citas o compromisos que no sean urgentes y que no tengan que ver con tu meta inmediata.
¿Es algo constante?
Si es algo constante, quizá es momento de que evalúes tu dieta y tus patrones de descanso (Es sabido que el azúcar, la comida chatarra y la falta de sueño exacerba el estrés). De igual forma ejercitar tu cuerpo, convivir con la naturaleza, hacer un hobby o desconectarte por unos días puede ayudar a bajar los niveles de estrés.
¿Es algo que está impactando tu rendimiento o tus relaciones interpersonales?
Puede que sea hora de buscar ayuda profesional para ayudarte a buscar soluciones más contundentes. Existen diferentes tipos de terapias que pueden ayudarte, desde la Terapia Cognitiva Comportamental, Terapia del Arte, Terapia Gestalt, Psicoterapia o Tratamientos Psiquiátricos y Neurológicos.
Busca Ayuda
A los mexicanos nos demora en promedio 14 años en buscar ayuda desde el momento que nos empezamos a sentir con algún problema emocional. Este largo tiempo no solo resulta en un sufrimiento que se puede prevenir si no que hace que los tratamientos se compliquen grandemente. Solo con educación y acción podemos frenar la epidemia de problemas emocionales que se proyecta para nuestro país.