José Hugo Cortez Hernández, habitante de la colonia Las Piedras, vive en carne propia las dificultades de trasladarse en silla de ruedas por el centro de Agua Dulce.
Con una amputación en la pierna derecha, su movilidad depende totalmente de una infraestructura urbana que, lejos de facilitarle el paso, le impone barreras constantes.
Las banquetas en mal estado, con grietas y desniveles, convierten cada trayecto en un reto. Además, la invasión de la vía pública por objetos, puestos ambulantes y vehículos mal estacionados le obliga a maniobrar con dificultad, arriesgándose a quedar atascado o, peor aún, volcar su silla en pleno recorrido.
"Cuando hay rampas, están bloqueadas por motocicletas o carros, y no queda más opción que bajarse a la calle, pero ahí los conductores no respetan", denuncia Cortez Hernández.
En múltiples ocasiones ha tenido que desplazarse entre el tráfico, sorteando automóviles y motocicletas que circulan sin precaución alguna.
La falta de accesibilidad no solo afecta a personas con discapacidad, sino también a adultos mayores y madres con carriolas, quienes enfrentan los mismos obstáculos.
A pesar de las quejas recurrentes de la ciudadanía, no se han realizado mejoras significativas en la infraestructura urbana para garantizar una movilidad segura e incluyente.
Ante este panorama, Cortez Hernández y otras personas con discapacidad hacen un llamado urgente a las autoridades municipales para que intervengan y adecuen las banquetas del centro de la ciudad.
"No queremos privilegios, solo poder movernos con dignidad y sin miedo a sufrir un accidente", concluye.
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