Para la construcción del último trazo del Tren Maya se han efectuado unas 29 modificaciones a causa de los hallazgos de vestigios catalogados como monumentos únicos y con valor excepcional para la investigación.
Así lo declaró Manuel Pérez Rivas, investigador del Instituto Nacional de Antropología e historia (INAH), quien mencionó que el objetivo de estos salvamientos arqueológicos no solamente son extraer materiales: “Hay monumentos en los cuales no hay manera de preservarlos y se tiene que inventariar y recuperar la información, y éstos van por criterio de abundancia y de estado de conservación”, aseveró.
Asimismo, argumentó que la opinión de cualquier arqueólogo tiene un valor no solamente académico, sino también jurídico: “Hay que destacar la opinión del arqueólogo tiene un valor jurídico, es decir, nuestra opinión como académicos tiene una repercusión”, sin embargo, aceptó que en algunas ocasiones pueden cometerse omisiones.
“En el T-1 hubo seis áreas en las que se hicieron esas modificaciones (al trazo); en el T-2 hubo ocho modificaciones, en T-7 se realizaron 15 modificaciones; y en el T-5 hubo varias más. Entonces, sí se ha hecho ese ejercicio (de modificar el trazo), aunque el dilema es justamente la gran densidad de monumentos que tenemos”, detalló Pérez Rivas.
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