La construcción de la Línea K del Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que conectará Ixtepec, Oaxaca, con Ciudad Hidalgo, Chiapas, y enlazará a México con la frontera de Guatemala, datos oficiales de febrero reportaban un avance de forma sostenida con un progreso general del 65 % y una fecha estimada de conclusión para el segundo trimestre de 2026.
Esta obra, clave para el Corredor Interoceánico, forma parte de una estrategia nacional para detonar el desarrollo del sureste y fortalecer la conectividad internacional.
La Línea K abarca 459 kilómetros de vía, más de 427 puentes, 613 obras de drenaje y 14 estaciones en proceso de rehabilitación, una muestra de la envergadura y complejidad técnica que representa esta obra.
Según el vicealmirante Juan Carlos Vera Mijares, director general del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), el primer tramo de la Línea K —que va de Ixtepec a Tonalá— estará operativo en junio de 2025, permitiendo ya el inicio de operaciones industriales, esta conectividad estimulará el comercio, el turismo y la movilidad social en comunidades históricamente marginadas.
Este proyecto ferroviario no solo moderniza la infraestructura de transporte, sino que posiciona a México como un nodo estratégico en América Latina, al establecer una ruta comercial con potencial de expansión hacia Belice y otros países de Centroamérica.
A medida que avance la rehabilitación de la Línea K, el Gobierno Federal enfrenta el reto de mantener el diálogo con las comunidades del Istmo, quienes han expresado disposición a colaborar siempre que se respeten sus derechos y tierras.
A pesar de que hay avances visibles de las obras, recientemente las comunidades locales han alzado la voz en Reforma de Pineda, cerca de 200 ejidatarios y pobladores bloquearon el acceso al municipio como medida de presión para que se cumplan compromisos adquiridos por el CIIT y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU).
Los pobladores señalaron afectaciones en caminos cosecheros y tramos carreteros locales por el paso constante de maquinaria pesada, por lo que solicitan la reparación de 12 kilómetros de acceso a la población, así como el reacondicionamiento de cinco de los diez cruces ferroviarios necesarios para que los campesinos puedan transportar sus cosechas y productos como leche, maíz, sandía y ajonjolí.
El presidente municipal, Isidoro Gerónimo Castellanos, también demandó el cumplimiento de acuerdos como la construcción de una casa ejidal y el embellecimiento del boulevard local, obras prometidas como parte de la mitigación de impactos del proyecto.
"Dimos paso a los vehículos particulares, pero no a los camiones de las empresas. Si no hay respuesta, mañana cerraremos por completo el acceso vehicular", advirtió el edil tras seis horas de protesta pacífica.
La integración ferroviaria con Guatemala y Centroamérica posiciona a esta línea como una palanca estratégica para el comercio regional, atrayendo nuevas inversiones y colocando al Istmo de Tehuantepec como un punto clave en la logística internacional.
La Línea K representa mucho más que un sistema de transporte, es parte del proyecto de transformación regional impulsado por el gobierno federal, y ahora continuado por la presidenta Claudia Sheinbaum, con el objetivo de equilibrar el desarrollo económico entre el norte y el sur del país.
Con la apertura previa de las Líneas Z y FA, que conectan Salina Cruz con Coatzacoalcos y Coatzacoalcos con Palenque, respectivamente, el sistema del Tren Interoceánico ha comenzado a recuperar antiguas rutas férreas, atraer inversión, generar empleo, y permitir que miles de personas vuelvan a moverse en tren en una región rica en cultura y biodiversidad.
La Línea K no es solo un tren, es una promesa de desarrollo incluyente, una herramienta para reactivar economías rurales, y un símbolo del México que apuesta por la infraestructura como motor de bienestar.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2025 |