El tercer episodio de The Last of Us temporada 2 comienza con unas crudas escenas de cómo quedó Jackson tras la invasión de infectados, a la par que nos muestra el enorme impacto que la muerte de Joel (Pedro Pascal) causó en Ellie (Bella Ramsey), y el hecho de que ella presenció su asesinato.
Tres meses luego de este evento, Ellie se recupera de sus costillas fracturadas tras una patada de Manny, sin embargo, ella sigue notablemente afectada por su pérdida y decidida a tomar venganza.
No obstante, el pueblo de Jackson no respaldó una misión de "justicia" debido a lo debilitados que quedaron tras la horda de infectados, por lo que finalmente decidieron no arriesgar a 16 de sus mejores soldados para atacar a Abby Anderson (Kaitlyn Dever) y su grupo, cosa que poco le importa a nuestra protagonista, puesto que con la ayuda de Dina (Isabela Merced) se embarca en un largo viaje hacia Seattle para un ajuste de cuentas.
Ellie abandona Jackson en la madrugada, acompañada de Dina y Shimmer (su caballo) y, antes de ir rumbo a su destino, hace una parada en el sitio que se convirtió en el cementerio de los caídos en la irrupción de infectados, así como en lugar de descanso de Joel.
Ya en la lápida de su padre adoptivo, la joven se toma unos minutos y, antes de irse, deja algunos granos de café sobre la tierra.
Un detalle poco convencional, ya que la mayoría de las personas dejan flores cuando visitan las tumbas de sus seres queridos, no obstante, en el caso de Ellie y Joel, se trata de un detalle con mucho significado.
En la primera temporada de The Last of Us, Ellie y Joel son dos extraños que se ven obligados a pasar tiempo juntos, por lo que tras varias conversaciones se conocen el uno al otro, así como sus gustos y aficiones, resaltando en ello el amor de Joel por el café.
En el mundo postapocalíptico en el que se desenvuelve la historia, Joel es experto en conseguir cosas difíciles y prohibidas, por lo que logra hacerse con suficiente café para preparar a lo largo de su travesía para llevar a Ellie a un hospital de las Luciérnagas, siendo esta última a quien no le gusta esta bebida, pese a que es un elemento que los acompaña durante el viaje.
Así pues, los granos de café que deja en su lecho de reposo eterno, simbolizan ese primer trayecto que recorrieron juntos y que terminó por formar un vínculo único, ya que fue de las primeras cosas que Ellie notó que hacían feliz a Joel, quien todo el tiempo parecía enojado y triste, pero que finalmente sanó sus heridas.
Es preciso mencionar que, este último detalle tiene un nexo directo con la escena de introducción del capítulo 1 de esta segunda entrega, ya que en ella vemos a Abby colgar una medalla de las Luciérnagas en la tumba de su padre, estando ahora ambas en igualdad de condiciones.
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