Bajo un tinglado de láminas y maderas, en el corredor de una humilde vivienda, velaban el cuerpo de Blanca Estela, la niña que murió aplastada por un camión conducido por personas presuntamente ebrias y que transportaban gazpacho sobre la carretera federal México-Tuxpan.
A dos días del accidente la escena es desgarradora. Los familiares estaban en shock por el fallecimiento de la pequeña de cinco años, que quedó sepultada por toneladas de residuos de naranjas, mientras sus hermanos y su madre eran rescatados por sus vecinos y un taxista que transitaba por el lugar, el único que se detuvo a ayudar.
La menor falleció asfixiada por un fierro que le aplastó el pecho. Su hermana mayor también estuvo a punto de morir ahogada porque quedó enredada entre cobijas y debajo de maderas, palos y láminas que antes eran su hogar, en las inmediaciones de la colonia Fernando Gutiérrez Barrios de Tihuatlán.
Con impotencia y lágrimas en los ojos, la abuela de la menor, Estela González Muñoz, veía el ataúd que contenía el cuerpo de Blanca Estela, rodeado de ramos de flores y veladoras bajo el ondeo de unas piñatas que colgaban del tinglado.
Entre el llanto, la abuela recordó a su nieta como una hermosa criatura, cariñosa, y que cada mañana la abrazaba y besaba; “me decía ‘mamita’, porque nunca me dijo abuelita".
"Era una hermosura de niña”, contó mientras secaba las lágrimas que escurrían de sus mejillas.
BAJO ESCOMBROS
Hilaria Díaz, tía de la niña, declaró que un fuerte estruendo detrás de su casa la obligó a salir, y al asomarse vio la casa de su cuñada destrozada por un camión, y a ellas sepultadas por toneladas de cascajo de naranjas.
A la primera que rescataron fue a una niña que gritaba y pedía ayuda para que la sacaran de los escombros; después auxiliaron a Blanca Margarita, mamá de las menores, quien suplicaba que rescataran a sus hijas. Las lesionadas estaban acostadas en su cama cuando fueron embestidas el vehículo pesado.
Mientras rescataban a los heridos, los responsables, dos personas presuntamente ebrias huyeron hacia la cabecera municipal de Tihuatlán. Uno de ellos presentaba una herida por la zona del estómago, según narran algunos trabajadores de la construcción que los vieron entrar en la colonia Fernando Gutiérrez Barrios, pero que desconocían la tragedia.
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La señora Hilaria Díaz aseguró que los paramédicos de la Cruz Roja Mexicana no llegaron hasta después de que estaban a salvo, excepto la pequeña Blanca Estela, quien habría muerto en el lugar.
La sencilla vivienda quedó completamente destruida. Los muebles, enseres domésticos, ropa y zapatos quedaron aplastados. Pérdida total.
El cuerpo de Blanca Estela fue sepultada en el cementerio de la comunidad Acuatempa de Tihuatlán, cerca de las tres de la tarde.
INDOLENCIA GUBERNAMENTAL
Hasta las 12:00 horas de este 11 de marzo, dos días después del choque, autoridades ministeriales aún no daban información sobre la identidad de los responsables o de los dueños del camión volcado.
Solo se agilizaron las maniobras para recuperar la unidad y desaparecer de la escena. A la familia no le permitieron remover los escombros y el gazpacho para reconstruir su vivienda.
La abuela de la niña fallecida, Estela González Muñoz, declaró que les negaron algún apoyo por parte del gobierno del alcalde Leobardo Gómez González o de las autoridades del DIF, con el argumento de que aún no les envían los recursos para ayuda social.
De los culpables o del dueño del camión nada saben. Los familiares condenaron que sean inhumanos ante la desgracia y el dolor que provocaron.
Hasta este viernes solo habían recibido ayuda de sus vecinos, unos pastores y de un grupo de taxistas de la base del Parador Urbano de la ciudad de Poza Rica.
La familia afectada se dedica a la elaboración y venta de piñatas y viven a cinco minutos de la cabecera municipal de Tihuatlán.
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