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Veracruz 12:30 pm




Aunque usted no lo crea. - ¿Qué? ¿No vaya usted a salir con qué creía que el último y nos vamos? No, para nada, nuevo frente frío, el 37 para ser exactos, con rachas que pueden llegar a los 70 kilómetros por hora, azotará la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. No, no guarde el suéter, ni la chamarra, ni el chaleco. Viene norte.

Y al norte, como se sabe, le precede viento del sur, que azotó Tamaulipas y Veracruz; la surada, dice el Servicio Meteorológico Nacional, varió, en sus rachas, de 15 y hasta 60 kilómetros por hora, a lo largo del día de ayer. 

Y ya que hablamos de norte, ¿qué habrá sido de aquella iniciativa de indudable tufo feisbuquero que ofrecía en diversos puntos de la conurbación un suéter a quién no lo tuviera? La campaña, como todos los activismos de sofá, se ahogó en un océano de bytes.

Porque no hay mejor activismo que el activismo de sofá, teléfono inteligente, y café de marca. Y eso, sobreabunda y por ende daña. Y activistas de sofá hay muchos y en todas partes. Como el don Juan Tenorio, conocen y moran lo mismo en palacios que en cabañas y desde ahí despotrican, gritan, insultan y luego, un baño de pureza tan fácil de darse como el insulto mismo. Le dan “cerrar” a su juguetito y adiós; si algo dije no me acuerdo. En fin, cosas de la modernidad.

Cubrebocas. – Esta columna que sus lectoras, lectores y lecteres tiene –ajá— que de todo hay en la viña del Señor, da por sentado que usan cubrebocas. Y que lo traen bien sujeto a las orejas (no de las orejas, para que no parezca albur); que si es desechable se deshacen de él correctamente, si es KN lo guardan, dependiendo del tiempo de uso, en una bolsa ziploc y la sellan adecuadamente. Si es lavable, llegan a casa y lo lavan a conciencia. 

Viéndolo bien, si alguien tiene la culpa de todo esto, o sea del uso-no uso cubrebocas es Felipín, “haiga sido como haiga sido”, que terminó alimentando con harta vitamina R al Señor que despacha en Palacio y que hoy recibe al Señor de la Rosada, dicho sea sin albur. 

Nota diplomática. -Esta columna hace votos tangueros y taqueros, --cómo que no— para que nadie y naiden –por aquello de ya viene la spugnig— entre los anfitriones de Alberto Fernández, el Señor de la Rosada, presidente de la hermana república argentina y caballeroso profesor universitario, tenga la genial idea de pasearlo por la colonia Anzures en la Ciudad de México y decirle: “Mirá ché, acá ya nos pasó igual que a ti ahora pero a principios de los años 30. El que gobierna vivía aquí, pero el que mandaba vivía enfrente. Algo así como Cris y tú, ¿viste?” 

En aras de la buena fama de nuestra diplomacia, no la vayan a calabacear, ¡por favor!, porque, chicos de la cuatro T y la cinco G, ustedes no son buenos, ni malos, ni… eso tampoco, son, simplemente, incorregibles. ¡Ahreee!


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