Cobertura Tu Voz En Libertad
Cobertura Rumbo a Elecciones 2024
Cobertura Corredor Interoceanico

Toña de Veracruz




Más veracruzana imposible y mejor voz, nunca. Antonia del Carmen Peregrino Álvarez (Veracruz, 1912-1982), oriunda del crisol porteño que fue en su momento el barrio de La Huaca, nació para cantar con pasional arrojo la música de otro veracruzano de notabilísima prosapia musical: Agustín Lara. Y junto a Lara, Toña “La Negra”, dotó al bolero lariano, de un sello inconfundible engarzado en la montura sin par de su voz de terciopelo.

“El Vate” López Méndez, Ricardo de nombre, la bautizó como <<La sensación jarocha>> luego de escucharla cantar El Panquelero de Abelardo Barroso (1905-1972), compositor cubano. Otra versión indica que el creador del título de habría sido Pedro de Lille, junto a López Méndez, una de las voces icónicas del monstruo radiofónico que en su momento fue la XEW de Emilio Azcárraga Vidaurreta.

De la mano de su esposo, se avecindó en Tepito, el mítico barrio del antiguo Distrito Federal cuya base social no debió resultarle ajena a esta porteña de cepa que nació en La Huaca y vivió sus primeros años en un Veracruz de brevísima cintura urbana. Su debut en la radio la hizo emigrar a la colonia Juárez por intervención de Azcárraga quien proveyó lo necesario para el avituallamiento de aquel espacio y la condición de estrella radial que Toña “La Negra” alcanzaba ya. Una foto de la época la muestra en las instalaciones de la W rodeada de 11 caballeros; uno de ellos, Manuel Peregrino, el director de orquesta Rafael de Paz y un joven compositor puertorriqueño: Rafael Hernández, cuyas canciones grabaría más adelante, luego de haber inmortalizado el repertorio de Lara.

Su voz, caribe como ninguna, trenza de pasión cantora lanzada al aire en la noche tibia de Veracruz, alcanzó el techo del cielo con sus versiones a Noche criolla, Oración caribe, Lamento jarocho, La cumbancha, La clave azul y por supuesto Veracruz, único himno porteño.

No hubo teatro, estación de radio ni cabaret de la época dorada de un país, que ya sólo existe en la memoria trasnochada de sus últimos bohemios, que no se rindiera a la maravilla de su voz en una época en que cantar no era reunir un excelente equipo de sonido y una voz afinada. En aquellos tiempos heroicos de la radio y las presentaciones en vivo, para cantar había que tener un juego de garganta más que privilegiado y Toña lo tenía a raudales.

Hizo cine en repetidas ocasiones y trabajó al lado de actrices y actores de reconocido prestigio como María Félix, Meche Barba, Ninón Sevilla, Mimí Derba, Rosa Carmina, Silvia Pinal y Marga López; o Manuel Medel, Tito Junco, Roberto Cañedo y Pedro Armendáriz. Forma parte, por derecho propio, de la época de oro del cine nacional.

Antonia Peregrino falleció en la Ciudad de México en noviembre de 1982. El año próximo se cumplirán cuatro décadas de su deceso.

Fernando Fernández, Tongolele, Juan Bruno Tarraza, Alvarito, Amparo Montes, Teté Cuevas, Las Hermanas Águila y Ana María González la acompañaron en su hora final; su voz, orgulloso velero sobre la mar azul, nos sigue acompañando a cada giro del faro frente a las playas de Veracruz, “pedacito de patria” y corazón de Toña.


Más columnas

Raymundo Jiménez

Monreal, el camaleón

Columna: Al pie de la letra


Se va, se va, se fue

Columna: Café Jarocho


Raúl López Gómez

Luis Alberto Romero