Sin patear el pesebre
Columna: Jorge Yunis Manzanares

Esta prueba de uso común en la investigación de los delitos, fue usada por primera vez en la investigación de un homicidio, allá por el año de 1913, por un médico cubano de apellidos Iturrioz Font, y se le denomino así por la técnica de aplicar parafina a las manos, ya que se creía que tenía mayor capacidad de absorción. Con esta aplicación directa se obtenia un molde, al que se le aplicaban diversas soluciones.
Posteriormente la técnica varió, ahora la recolección se hace con una tela de algodón a la que se le aplica una solución de acido clorhídrico, una solución buffer y por último una solución acuosa de rodizonato de sodio aforada en agua destilada. Esta prueba tiene como propósito identificar residuos de bario y plomo que se encuentren en las manos de la persona que haya utilizado un arma de fuego, pues la coloración que produce la reacción química puede dar positivo en plomo por el de proyectil y bario por el fulminante.
Se cree que la prueba de rodizonato de sodio tiene un alto grado de certeza pues sirve para identificar plomo y bario elementos presentes en todos los cartuchos de arma de fuego, elementos que no es común encontrarles juntos, de ahí la importancia de esta, aunque para que esta prueba esté completa, el perito tendría que obtener un elemento más, presente en una deflagración, este elemento conocido como antimonio, sólo se puede detectar con una sustancia conocida como trifenil Arsonio, que no se encuentra a la venta, y es muy complicada su adquisición.
Esta prueba ha sido criticada en cuanto a su uso entre sus objeciones subyace el hecho de que sus reactivos químicos no son específicos para los compuestos nitrados proveniente de la deflagración de pólvora. También se critica el hecho de que hay un alto porcentaje de falsos positivos pues las manchas pueden provenir de sustancias que se encuentran en el medio ambiente, otra más sería que la prueba se haya realizado mucho tiempo después que se haya disparado el arma de fuego, es decir no existe la certeza de que tal prueba sea determinante para llevar a juicio de una persona.
Todo defensor debe estar preparado para enfrentar, combatir y debatir este tipo de pruebas en la etapa intermedia del nuevo procedimiento y conocer las técnicas de investigación criminal, sus métodos y procedimientos, pues conociendo a fondo el manejo de las pruebas abonara al ejercicio de una defensa técnica adecuada.
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