EU, las élites estadounidenses, tomaron una decisión audaz con el fin de garantizar la reproducción del capital en Occidente: llevar el capital a China. Lo anterior, ante las dificultades que implicó para la posguerra la reproducción política del capital, entre ellas ceder parte de sus ganancias a los trabajadores y los pueblos que veían con buenos ojos la revolución soviética. Ante esa mirada el capital tuvo que sacrificarse, pero no podía hacerlo toda la vida: tuvo que diseñar una estrategia para sobrevivir. La respuesta fue sacrificar el Estado de bienestar y debilitar al bloque soviético.
Compartir con los pueblos las tasas de ganancia fue desastroso para el capital a tal punto de que decidieron diseñar una estrategia que parecía inadmisible pero de vida o muerte: revertir la baja de las tasas de ganancia porque de lo contrario la reproducción del capital se colocaba en un punto de caída sin retorno. Decidieron irse a China con el fin de aprovechar (así como a otras naciones de Asia y la India) que la mitad de la población del mundo se encuentra en esa región y que los niveles de reproducción de la mano de obra eran los más bajos del mundo.
China se convirtió, así como el continente asiático y la India, fue convertida en la fábrica del mundo. De manera paralela, en la segunda mitad del siglo XX EU desarrolló la idea de no producir (hasta ciertos límites) pero en su lugar convertirse en la productora de tecnología para el mundo y creando el emblemático Silicon Valley, en California. Así se garantizaría la supremacía de las empresas multinacionales en el mundo dando lugar a una nueva era controlada por las empresas digitales estadounidenses vinculadas al ejército y los viajes aeroespaciales.
El mito de que la transformación digital del mundo vino de una cochera es un mito para el consumo popular. La idea de que EU fuera la cara de la sociedad digital estuvo vinculada al ejército y las multinacionales de la información digital, en tanto el capitalismo industrial se mantenía a flote en Asia. Lo que no calculó EU es que los chinos no tenían pensado vivir a expensas de EU dada la tradición de nación que por lo menos hasta antes del descubrimiento de América era una potencia del primer sistema mundial interregional en donde no figuraba Europa (Dussel).
Cuando llegó el capital estadounidense y europeo (que en todo sigue a sus guías estadounidenses) los chinos les abrieron las puertas. El Estado chino, que coexiste con el capital, luego de purgas en su interior del Partido Comunista, entendió que la llegada de capital le brindaba una oportunidad única y que no la desaprovecharía, pero garantizando un proyecto propio sin ir en contra del capital y sin necesariamente confrontarse con Rusia.
La estrategia de los gobiernos estadounidenses fracasó parcialmente. Los acuerdos con China y el proyecto de tecnología digital debilitaron al bloque soviético que finalmente dejó de existir en 1989. Rusia rehízo su economía sobre el principio de la ley del valor al estilo asiático y logró reposicionarse económica y militarmente, asociado con las naciones asiáticas, particularmente con China. Las élites republicanas quisieron con Trump, en su primer mandato, aliarse con Rusia, pero pelear el mercado comercial con China al que se había encargado de activar pero que se había convertido en una amenaza contra los mismos EU incluida la economía digital. No logró separarlos. Fracasó.
El último esfuerzo por separar a rusos y chinos fue la guerra en Ucrania. Otra vez fracaso. Es más, la derrota de EU en Ucrania ha marcado un antes y un después desde el punto de vista militar. EU ha sido derrotado militarmente y esto no había ocurrido desde la guerra de Vietnam. El contexto actual es aún más complicado para EU, en razón de que en el pasado era la potencia militar y económica del capitalismo. La broma estadounidense se combinó en que China terminó por disputarle la hegemonía mundial. La derrota de EU en Ucrania es una derrota con un impacto histórico a nivel mundial.
Estos cambios han llevado a EU y sus gobernantes a realizar un último esfuerzo por detener la rueda de la historia que se dirige implacablemente sobre su hegemonía. Quieren que la industria regrese a EU, la misma de la que ellos mismos impulsaron su salida hacia Asia, con el fin de que sobreviviera a la baja de las tasas de ganancia. No van a regresar salvo aquellas empresas que vean sus intereses afectados por el Estado Chino, porque el proyecto que ofertan los chinos fue una garantía en el pasado para su subsistencia y es una garantía para su futuro, no EU.
La idea de Trump de que EU es ahora lo primero, es un buen deseo, pero el capital no se va autosuicidar. Dice que quienes deseen ocupar un lugar en el mercado estadounidense deben regresar sus inversiones, es decir, el suicidio. Regresar la historia a un punto que ya ha sido superado y en donde el mismo EU operó para que ocurrieran las cosas como ocurrieron, es una ironía de la vida. La élite de EU se había creído el cuento de que volvería la época dorada de EU en el mundo por la vía de la hegemonía digital ya fue superada. Elon Musk, es la figura emblemática de esa élite digital. Deepseek, lo puso en su lugar.
Como no puede sacrificarse a China porque es parte de la economía mundial de las empresas antes localizadas en EU y que siguieron a las políticas de trasladarse a Asia, imponerle sanciones representa un conflicto de intereses. Al establecer un arancel de un 10 por ciento es realmente ridículo. Lo que refleja es que EU dejó de contar con los instrumentos técnico políticos suficientes como para sobreponerse comercialmente a una nación que, aunque la odia porque traicionó el proyecto original de EU, en realidad su deseo es que invierta en EU y no en México o Canadá. Es decir, trata de aplastar pequeños mercados casi insignificantes desde el punto de vista global. Les impuso EU un 25 por ciento de aranceles.
Deepseek, en lo económico y digital es el equivalente a la derrota de EU en Ucrania. China le dio un golpe al proyecto hegemónico digital que, originalmente, acompañó la idea de llevar las empresas hasta el continente asiático en tanto se asentaba en EU y el mundo el capitalismo digital. Todo se derrumbó, EU está tomando medidas a la defensiva, ridículas, cómo cree que con medidas arancelarias va volver el curso de la historia al pasado. El capital no tiene patria ni valores morales. Llevaron la guerra del narcotráfico a México y Latinoamérica. A lo más que puede llevar esas políticas a EU es a la aceleración de su declive. Es verdad, las potencias hacen esfuerzo por no ser destronados, pero existen de políticas a políticas.
EU abandona los antiguos bloques económicos para hacer frente a China, saboteando la economía de México y Canadá. En qué medida las sanciones arancelarias pueden afectar a México y Canadá cuando esas medidas no tienen propósitos de fortalecimiento de una nación hegemónica, sino detener la caída de EU como potencia económica mundial. EU no ha entendido que existe otro bloque, los BRICS, con el que se puede paliar estas medidas. A México y Canadá le está disputando la inversión de algunas empresas que eligieron nuestro territorio como una manera de responder a los intereses de EU. La pequeñez de la mirada de los políticos republicanos no tiene otro nombre que, como dicen los expertos: son una estupidez las medidas arancelarias, quieren revertir una tendencia histórica.
Las élites digitales de EU eligieron a Trump como líder para revertir la caída de EU frente a las economías asiáticas y proteger sus sueños que que se acaban de venir abajo hace apenas unos días con la aparición de Deespeek. A todas luces la inteligencia de las élites estadounidenses se ha venido apagando. Primero fue el demócrata Biden, quien platicaba con "fantasmas" y se caía al subir las escaleras. Ahora, colocaron a Trump, quien es el rey del ascenso dentro de las capas de ricos estadounidenses sin ningún tipo de principio ético o moral. De hecho, si no fuera presidente es posible que estuviera preso.
Ante la adversidad, las élites digitales estadounidenses no han sabido gobernar ante el mundo y han perdido la cordura política.
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