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Los tiempos difíciles



Ante la peor pandemia en la historia de la humanidad en todos los tiempos del planeta y que se pueda recordar, los seres humanos han aprendido a resistir y a organizarse para salir adelante ante la adversidad.

Poco a poco el mundo se ha ido acomodando a una nueva normalidad, gracias a las medidas sanitarias y a los programas de vacunación que se han ido aplicando en todo el orbe con resultados positivos.

Aunque, hay quienes en la desinformación viven con la intención de preocupar, desestabilizar y crear el caos en el planeta, la gente inteligente, pensante y reflexiva no ha caído en los vaivenes de las vanas intenciones de crear malestar generalizado, y sin resultado.

La vacuna en el mundo en contra del Covid-19, y sus variantes está dando los resultados esperados, aunque algunos científicos y otros que sólo repiten, sin bases o fundamentos lo que creen se han dado a la tarea de alarmar a la población en torno al beneficio de aplicarse la vacuna, y que gracias a ello se están abatiendo los contagios de la enfermedad, y más aún se está logrando reducir el índice de defunciones.

Evitar la exposición a un virus letal, es lo primero que se ha aprendido, además de la aplicación de las medidas sanitarias –aunque se enojen- al uso del cubre-bocas y el gel anti-bacterial.

Precisamente, los mecanismos y protocolos de sanidad en los hogares, centros comerciales, medios de transporte, lugares y de trabajo y ahora con el retorno a clases de las instituciones educativos, se ha visto que el mundo se está acomodando de nuevo a la vida diaria, pero con orden.

Lo elemental es evitar los lugares concurridos, se deben evitar las aglomeraciones y los lugares cerrados.

La ventilación es importante para evitar la acumulación del aire y con eso evitar el riesgo de contagio, por si alguna persona es transportadora del virus del Covid-19.

Pero también, con el tiempo se han visto otros males que aparecen en el planeta, y al problema que no se le quiere dar importancia que es el de la protección del medio ambiente, el del respeto a la ecología, y sobre todo a la vida existente que se debe proteger con sus respectivas funciones de importancia en los eco-sistemas naturales.

Aquí es importante, cuidar el agua, los mantos acuíferos, la reforestación y todo lo que tenga que ver con los desechos residuales que lentamente van matando o quitándole vida a los ríos, lagunas y arroyos, que con los efectos naturales de las lluvias se da el colapso.

Luego, vienen las recriminaciones infundadas y sin sustento de echar culpas a las instituciones como el Conagua, cuando en la realidad, lo ideal es prevenir de las ares de protección ambiental, protección civil y de mantenimiento para que evite el desecho de residuos contaminantes a los cuerpos de agua, que luego colapsan por el efecto nocivo del hombre.

Las culpas infundadas de responsabilizar a Conagua, y luego de convertir los problemas en guerras mediáticas infundadas es parte del día a día, y más cuando se quiere evitar riesgos innecesarios.

Que las áreas de protección civil de los estados del país y las responsables de la protección del ambiente, junto con las dependencias de limpieza, hagan su trabajo de forma conjunta y con una visión inter-institucional, sin razón de competencia o jurisdicción, con un solo objetivo prevenir lo inimaginable cuando hay un principio de la naturaleza, ante los desastres de las precipitaciones pluviales, en donde los seres humanos son responsables de contaminar con todo tipo de desechos que van a dar a los ríos que al final taponan, olvidando que el agua siempre busca su nivel. Así las cosas.


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