La depresión: una pandemia que atender



La depresión: una pandemia que atender

La depresión es una enfermedad que ha sido subvalorada, con facilidad se le puede considerar como un proceso emocional pasajero que por sí mismo se puede ir resolviendo, sin embargo, es un trastorno complejo, etimológicamente multideterminado y clínicamente heterogéneo, es decir, hay factores genéticos, biológicos, ambientales, sociales y psicológicos que influyen y generan esta enfermedad, por ello, se requiere un tratamiento serio e integral.

Asimismo, la depresión puede llegar a ser tan grave como cualquier otra enfermedad, obstaculiza el vivir diario, la persona pierde poco a poco el sentido de la vida, su funcionalidad ante y con la comunidad se van mermando, vive con tristeza y desolación, incluso puede desencadenar intentos o actos de suicidio.

De acuerdo con el IMSS;

La depresión es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona y se manifiesta por cambios en el estado de ánimo, en el comportamiento, en los sentimientos y en la forma de pensar. Estos cambios son continuos y duran más de dos semanas”.

Según el INEGI, se documentaron 34.85 millones de personas deprimidas. La OMS indica que se registró durante el primer año de pandemia un aumento del 25% en la prevalencia de casos de ansiedad y depresión. Se estima que para el 2030 ocupe el primer lugar en enfermedades dentro de la población mundial.

El diagnóstico no es sencillo, suele ser sobre y sub diagnosticada, así como tratada de manera insuficiente, es un desafío para el campo médico, sin embargo, es importante conocer su sintomatología para tener más herramientas y poder identificarlo, tanto en uno mismo como en personas de nuestro entorno y de esta manera estar atentos y dispuestos a actuar.

SÍNTOMAS

La depresión: una pandemia que atender
  • Flor de Pericón, excelente aliada para la depresión

Algunos síntomas son: dolores en diferentes partes del cuerpo, problemas de sueño, fatiga prolongada, sentimiento de inutilidad, irritabilidad, llanto fácil, baja motivación, autoestima disminuida, descuido personal, aislamiento, disminución del apetito sexual, desinterés en actividades diarias, pérdida de toma de decisiones, debilidad en el sistema inmune, problemas gastrointestinales, ansiedad, tristeza, ira, cefaleas, confusión, entre otros.

Pero también los problemas sociales, la amenaza de una guerra mundial nuclear, el aumento de delincuencia organizada, la inflación, la falta de oportunidades, la ausencia de apoyo a las empresas, la destrucción de la familia, de la comunidad o de la naturaleza, etcétera, son elementos que influyen y cogeneran esta enfermedad.

Por lo que necesitamos ponernos muy atentos, abrir los ojos, cuidarnos entre nosotros, extendernos la mano, preocuparnos y ocuparnos si vemos a un amigo o familiar triste, no dejar que se consuma en su depresión. Recuperemos el sentido de fraternidad, “estás enfermo tú, estoy enfermo yo”, “yo soy uno contigo”.

Regeneremos las tierras, hagámoslas fértiles, libres de venenos, generemos actividades de gozo y disfrute, no todo obedece a la lógica rapaz que tanto nos ha dañado de que “el tiempo es dinero”, mas bien, “el tiempo es alegría”, “el tiempo es nuestra vida y hagamos de ella una obra de arte”.

Consumamos cacao natural endulzado con miel, el cual hace mucho bien a nuestro organismo, no solo por sus antioxidantes, sino porque también estimula la hormona de la serotonina. Busquemos alimentos ricos en magnesio, zinc, omegas y flavonoides.

La cúrcuma y el jengibre también pueden ser de gran apoyo para cuadros depresivos, así como los frutos secos, las verduras y las frutas. Caminemos por el bosque, abracemos árboles, cantemos, corramos y generemos miradas amorosas, rompamos con la ira y demos espacio a la alegría, que a eso es a lo que venimos realmente a esta Madre Tierra, a disfrutar la vida.

  • @Witzilin_vuela
  • @CesarG_Madruga

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