La clase media va al paraíso




Éste podría ser el título para una película similar a la de Elio Petri de 1971: “La clase obrera va al paraíso”. Pero no es el propósito de esta entrega hacer nada comparado a una obra cinematográfica sino resaltar la prioridad que se da en el proyecto fiscal entregado por el presidente de la República al Congreso de la Unión para resolver uno de los problemas que más afectan a la clase media mexicana que es precisamente todo el embrollo relativo al pago de impuestos.

No es que con el nuevo esquema fiscal se resuelvan los problemas de la clase media, pero sí es un asunto que vendrá a disminuir en parte la inconformidad que viene creciendo por decenios entre pequeños y medianos empresarios, arrendatarios, agricultores y profesionistas, para quienes las medidas impositivas que se volvían cada vez más enredadas año con año estaban ligadas al gasto excesivo que veían en el cobro de impuestos, al que tenían que añadir, además, el pago de contadores y abogados fiscalistas.

En el 2022, el año que inaugura la segunda parte del primer sexenio de la Cuarta Transformación, se llevará a cabo una reforma fiscal cuyo propósito central es la simplificación en el pago de impuestos y la disminución de la carga fiscal en los contribuyentes de menores ingresos.

En efecto, la principal medida es la creación del “régimen simplificado de confianza”, en el que entrarían las personas físicas con actividades empresariales con ingresos menores a 3.5 millones de pesos anuales, esto es, un promedio de 290 mil pesos mensuales.

Mediante este régimen se tendrán cuotas fijas de pago. Así, quien perciba no más de 300 mil pesos por año, pagará una cuota fija de 1%, es decir, no más de 3 mil pesos de impuestos anualmente. Quien tenga ingresos no mayores a 600 mil pesos anuales, pagará no más de 1.1%, o sea, 6 mil 600. Quien no pase del millón de pesos pagará 1.5%, no más de 15 mil pesos. El que perciba hasta 2.5 millones tendrá una tasa fija de 2.0%, pagará menos de 50 mil pesos anuales. Y por último, quien llegue al límite de 3.5 millones, tendrá a su cargo 2.5% de tasa fija anual, esto es, no más de 87,500 pesos al año. Cabe señalar que para muchos de estos rangos, en el régimen actual llegaban a pagar hasta 35% de sus ingresos. 

En el caso de estos contribuyentes, el SAT ya tendría prefabricados los formatos para pagar impuestos, con los ingresos reconocibles dentro del sistema, por lo que ya no habría más requisito para pagar que usarlos, sin necesidad de ninguna otra intervención ni pago de contadores, ya que el sistema será muy sencillo.

De igual forma, para las personas morales que tengan ingresos no mayores a 35 millones de pesos, este régimen simplificado tiene la ventaja de hacer el pago de impuestos en el momento en que reciben el cobro por sus ventas o servicios, diametralmente diferente a lo que ocurre en la actualidad, en donde debían pagar en el momento de realizar la venta, aunque no hubieran percibido aún el pago de ella. Además, se les va a permitir depreciar sus inversiones con tasas de descuento mayores que las vigentes, lo cual representará un incentivo adicional para incrementar sus activos fijos.

La simplificación administrativa y fiscal que prometió el presidente López Obrador avanza y se llevará a cabo con toda puntualidad, en la segunda parte de su sexenio. Se beneficiará con estas medidas a un universo de 21 millones de micro y pequeños negocios, así como de profesionistas o prestadores de servicios independientes, como los vendedores de casa en casa, dando un respiro muy importante a la economía y a la situación de millones de familias, en particular a las que forman parte de la clase media mexicana.

marco.a.medinaperez@gmail.com



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