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Hasta el final con Morena

Columna: Maquiavelo



Por más que le busquen el canciller Marcelo Ebrard seguirá hasta el final con Morena:

Consciente que es el único partido político que le garantiza la Presidencia de la República y que el propio presidente López Obrador no pondría en riesgo de que perdiera el gobierno de la cuarta transformación con otro candidato sin el arrastre y el carisma del titular de Relaciones Exteriores.

Dirigentes de partidos opositores le hacen tentadoras ofertas, él ya tomó la decisión que se queda con el instituto político en el poder anulando cualquier posibilidad de participar con los opositores, teniendo presente que la actual ley electoral le prohíbe participar como candidato presidencial de dos partidos políticos distintos.

Ebrard Casaubón se jugará el todo por el resto que le queda para ganar la encuesta, en ningún caso ha pensado en romper con su “hermano” tabasqueño, lo que aceptaría sería que otros partidos políticos se unan a su candidatura como son los casos del PRI, PRD y Movimiento Ciudadano con cuyos directivos conservan buenas relaciones.

En el caso Veracruz la situación política cambiaría por que tanto Cuitláhuac García Jiménez como su candidata Norma Rocío Nahle García, se la jugaron desde un principio con la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum y se vería muy mal que a última hora cambiaran por otro aspirante de la izquierda al gobierno federal y se les aceptara. En política lo que más cuenta es la lealtad personal.

Lo más extraño es que los directivos nacionales del partido en el poder no visiten la entidad veracruzana, como que existe un veto federal hacia el gobierno estatal y para ello se requiere una instrucción muy precisa de un alto funcionario federal más importante que el ejecutivo estatal.

De Morena no quieren saber nada de política electoral de Veracruz y de Puebla, son las entidades con las calificaciones más bajas y se corre el grave riesgo que en dichos estados la escuálida oposición cobre una mayor fuerza utilizando ese motivo.

Da pena ajena ver la pasarela del PRI donde los precandidatos presidenciales sueñan con el pasado cuando eran invencibles y tenían asegurada la posición política más importante del país; al parecer no quieren darse cuenta que ese partido político se encuentra entre la llamada chiquillada electoral.

Escuchar a personas respetables como Beatriz Paredes ex gobernadora de Tlaxcala donde pide proyectos y programas para el nuevo gobierno, cuando apuradamente alcancen el tres por ciento de los votos nacionales para no perder el registro. La influyente senadora fue vecina de los departamentos en el puerto de Veracruz de los entonces gobernadores Fidel Herrera y Javier Duarte cuando imperaba la hegemonía del partido tricolor.

Los desengañados y esporádicos militantes que asisten a estos actos se preguntan cuándo escuchan a Enrique de la Madrid e Ildefonso Guajardo, ¿Qué pueden prometer si saben de antemano que no tienen ninguna posibilidad?

La desvergüenza y cinismo de su líder nacional Alejandro (Alito) Moreno de exigir a los dirigentes nacionales Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano del PRD de unirse para intentar ganar las elecciones en el estado de México y Coahuila, cuando fue él precisamente quien rompiera el oscuro pacto que mantenían en el Congreso de la Unión.

A los frustrados priistas de Veracruz les da pena que aseguren que son parte de aquel partido que tuvo el poder, cuyo resultado fue que se dedicaron a saquear al país.


/pn


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