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El dar es lo que aniquila



Aunque siempre hay excepciones honrosas y escasas, la mayoría de las dirigencias de los partidos políticos se han desvinculado de la sociedad. Inmersas en una feroz lucha por el poder y sobre todo por el manejo de los recursos que reciben para el financiamiento de sus partidos, algunos dirigentes han olvidado que somos los contribuyentes quienes los sostenemos  mediante nuestros impuestos.

En lugar de abrirse a la sociedad para buscar y postular como candidatos a los mejores ciudadanos, a quienes podrían ganar de  calle una elección y sobre todo  a quienes harían  un excelente papel como gobernantes, los partidos se sirven con la cuchara grande y los dirigentes se rotan los cargos disponibles entre ellos mismos, sus amigos, socios, compadres y familiares. Hay partidos que incluso llegan a vender al mejor postor las candidaturas.

Con ese criterio tan estrecho y corrupto surgen de la nada candidatos que dan pena ajena por su escasa preparación o por las trapacerías que hicieron en el pasado.

Este tipo de conductas han desacreditado a los partidos, aumentado la corrupción y permitido que lleguen a cargos públicos personas  impresentables, carentes del perfil requerido.

Desesperados porque han perdido credibilidad, algunos malos políticos  buscan recuperar simpatías ofreciendo sin ton ni son regalos para todos, que si llegan a otorgarse simplemente desfondarán las finanzas públicas y nos obligarán a los contribuyentes a pagar más impuestos.

Olvidan los partidos que la responsabilidad primordial de los gobernantes es velar por la salud, la seguridad y la educación pública; el mantenimiento de la infraestructura, su ampliación y mejoramiento. En lugar de postular a quienes podrían resolver esto de calle, buscan cascajo político reciclado para presentárnoslo como salvadores de la patria, cuando en el pasado reciente ellos mismos fueron quienes nos dañaron y desfalcaron.

Necesitamos que los partidos postulen candidatos que entiendan que su  obligación  primordial es simplificar los engorrosos  trámites administrativos, reducir la burocracia, impulsar y facilitar la inversión productiva, (no estorbarla), porque es ésta la que genera empleos y produce riqueza.

Gobernar es un asunto demasiado serio  como para  darles otra oportunidad a quienes tantos agravios nos han causado en el pasado.

Que los futuros candidatos entiendan que la verdadera misión de los gobernantes es administrar bien y solucionar problemas, no andar regalando cosas.

Ante la falta de buenos candidatos y de propuestas serias, algunos partidos optan por captar simpatías temporales ofreciendo internet gratis, medicinas gratis, salario básico universal gratuito para todos, incluyendo a quienes no trabajan y  hasta comida gratis. Hace unos días un despistado legislador pedía que el gobierno regalara paneles solares a las personas de escasos recursos para que tuvieran electricidad gratuita en sus hogares.

Hay en México unos 12 millones de familias pobres. Multipliquemos esa cantidad por unos 50 mil o 100 mil  pesos que cuestan los paneles solares, para darnos cuenta de que quienes sugieren semejantes cosas, no tienen la más remota idea de cómo administrar los recursos escasos  con eficiencia.

Para inventar un gasto nuevo, primero debe verse de dónde se obtendrá el recurso para pagar la ocurrencia.

El prometer no empobrece. ¡El dar es lo que aniquila!

Ignoran esos políticos que nada en la vida es gratuito. Todo tiene un costo y el importe de cada programa  clientelar terminamos pagándolo quienes sí producimos y quienes sí pagamos impuestos.

¿No sería más fácil que en lugar de tantas ocurrencias desastrosas y costosas, se preocupen nuestros políticos por crear condiciones e incentivos para que haya inversión productiva y ésta genere a su vez empleos suficientes, para que cada quien se compre su comida, sus medicinas y todo lo que requiera; en lugar de andar ofreciendo dádivas clientelares que no solucionan nada y en cambio generan pereza, apatía y clientela  electoral?.

La pobreza se combate generando riqueza y ésta solamente se logra trabajando, ahorrando  y produciendo, no estorbando, ahuyentando y castigando con trámites tortuosos a quienes sí producen para poder construir un mejor país.

Yo estoy de acuerdo en apoyar de manera solidaria a los ancianitos que no tienen quienes vean por ellos, a los discapacitados, a los huérfanos y a las viudas que así lo requieran. Pero mantener a todos los que pudiendo trabajar no lo hacen, resulta fatal  para cualquier nación.

Si el afán populista de regalar lo ajeno continúa, simplemente nos llevarán al desastre.

¿No les parece a Ustedes?

Muchas gracias y buen fin de semana.


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