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El cobarde asesinato a María Elena Ferral, atentado a la libertad de expresión




¡Claro que se trata de un atentado a la libertad de expresión!, el cobarde asesinato de María Elena Ferral enluta el periodismo veracruzano, ella era una mujer aguerrida, siempre en busca de la noticia, siempre comprometida en su tarea de informar. Una mujer sonriente y siempre dispuesta a contribuir.


Subía a la sierra de Papantla, ahí donde los cacicazgos están arraigados y nada la intimidaba, desde allá, reportaba los acontecimientos que ocurrían en manos de hombres empoderados y eso incomodo muchas veces, tanto que fue amenazada de muerte en reiteradas ocasiones.


Compartía la información a quienes estaban imposibilitados para trasladarse y así eran sus días. Antes de ser asesinada, ella compartía información en sus redes sociales con motivo de la contingencia de salud por covid-19, luego le quitaron la vida.


El gobierno de Veracruz y el gobierno federal a través de la Secretaria de Gobernación han externado que se dará con los responsables y además han urgido a reforzar acciones en favor de los comunicadores.


Con 30 años de ejercicio periodístico, ella dejo de existir, tras ser baleada; médicos trataron de salvarle la vida y justo al llegar al Hospital Regional de Poza Rica –a donde

fue trasladada horas después de permanecer en el hospital de Papantla- perdió la vida.


Ello enluta, no solo a Veracruz, sino al país entero, pues como lo he externado, en otras ocasiones, aquí en nuestro México, matar a un periodista es muy fácil y no pasa nada, trascurren los días y el tema se olvida; en esta ocasión el Gobernador Cuitláhuac asegura tener ya –según lo informado por la Fiscal encargada- indicios de quien o quienes pudieran ser los autores intelectuales del crimen.


No se imagina uno el dolor de su hija, de su familia y más por la forma en que murió; sin duda la rabia y la impotencia se hacen presentes. Sumado al dolor de los más cercanos, hay que sumarle la imprudencia de quienes hacen circular en redes imágenes de la periodista tendida en el piso, minutos después del atentado.


No terminan de entender quienes lo hacen, quienes lanza estas imágenes y luego quienes las reproducen, el daño que hacen. Se causa un daño psicológico irreparable, producto de la irresponsabilidad, pero, además del nulo respeto por las victimas indirectas, es aquí donde la prensa abusa y rebasa esa línea tan delgada entre el amarillismo y la revictimizacion.


Con el corazón en la mano espero que la justicia llegue para María Elena y su familia y que pronto se dé con los responsables y que este cobarde crimen no se sume a la larga lista de impunidad. Desde aquí abrazo solidario. 


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