Diversión infantil en las Dunas

Para quienes, en el Coatzacoalcos de antaño, eran unos infantes que crecieron a sus anchas en el Playón Norte, les resultaba fácil salir a jugar enfrente de su casa, como una extensión normal del patio familiar, a veces escasamente cercado, donde todos convivían sintiéndose seguros con distintos entretenimientos propios de la edad.

Convirtiendo así la calle arenosa en un espacio de recreo comunitario; sin embargo, no faltaba alguien mayor de ellos dando la idea de ir a recorrer algún área explorada pero distante del caserío.

Como fuese conocer el rumbo deshabitado de los médanos, ahora irreconocible, poblado en parte solo de riñoninas rastreras y las matas de cacapache, aparte de hallar la ´garrapata´ de un coquito comestible.

Así que, dirigiendo los pasos hacia el poniente entre lomas montuosas, que llegan hasta el mar, al rebasar el conocido sitio llamado de ´los Pozos´ se encaminaban para continuar más lejos, hasta aparecer elevados promontorios de arena blanca.

Totalmente limpia, acumulada por el curso de los vientos marinos e impulsados, desde la orilla de la playa, tierra adentro, sobre todo cuando son las temporadas de norte.

Por cuya circunstancia se les denominaba ´cerro pelón´ a tres distintos puntos localizados, lugar deshabitado convirtiéndose entonces en un sencillo parque de inigualable diversión infantil creado enteramente de forma natural.

Ya estando allí, en medio de gran algarabía y las risas, la chamacada se dispondría a escalar la elevación, a cada paso hundiéndose sus pies en superficie floja de terregal.

Hasta poderse alcanzar la cima, para luego empezar a rodar horizontalmente sus cuerpos por la pendiente toda y enseguida volver a intentar cada quien la travesura una y otra vez más y otra después de modo incansable.

Sin sentir temor alguno, de ninguna clase, por terminar revolcados en tal situación de regocijo, aunque el paisaje del contorno agreste fuese desolador, porque les   atrajera mucho a tan tiernos años la emoción de esa experiencia compartida con amiguitos.

• r_alconde@yahoo.com.mx

¡Qué recuerdos!

• Algo similar a los médanos venezolanos en Coro, ha sido los montones de arena acumulada por los nortes como colinas costeras móviles, que le servían a la niñez porteña de diversión.