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Deja que los muertos, entierren a sus muertos




Para los mexicanos el significado de la muerte es algo de mucha importancia espiritual, a diferencia de otras culturas.

Acá, a la muerte siempre difícil, dura y a veces sorpresiva se le ve con respeto, pero con una alegoría, y también con el sesgo de la unidad familiar en una intimidad absoluta en el momento de una partida, para darle al ser una despedida con música, comida, y fiesta, en la mayoría de los casos.

Con el Covid-19. Sí con esta pandemia desnaturalizada y que no perdona a nadie, a los difuntos no se les ha podido despedir como se acostumbra en esta tierra, en donde a la muerte hasta se le venera, y por algo muy simple es parte del ser humano y por lo mismo es el destino al final del camino.

Entre las naciones del orbe, a México, se le reconoce la festividad hacia los difuntos, porque es algo sagrado y se convierte además del momento de regocijo, también en algo profundo en donde el respeto al ser que se va al más allá se le hacen rosarios y misas para que el alma si es adulto encuentre descanso eterno.

Ahora con la pandemia, ese ha sido el más grande dolor de la gente de que a los seres queridos que les ha tocado ser parte de los que han caído victimas de algo muy desconocido para la humanidad y la propia ciencia, no se les puede despedir como se acostumbra en estos lares con un velorio o funeral en donde la cercanía familia y las amistades se unen a compartir un dolor real para el ser que ya no estará físicamente, pero sí en espíritu.

Por eso, es qué en este momento, el gobierno federal a través de las instancias de salud y del IMSS, se da inicio al censo para el pago de once mil pesos por igual y sin excepción a todos los familiares de las víctimas de Covid-19 y se inicia a partir del dos de diciembre y al parecer hasta enero para que se cumpla con el trámite y el reembolso de esa cantidad para los gastos que se hicieron.

Nada material, ayuda a revivir al difunto, pero en los momentos de crisis económica, es algo para mitigar las dificultades de quienes aún deben ese gasto y por lo mismo se convierte en un apoyo significativo.

Los clásicos detractores, ahora comenzaron a enchinchar, en porque darles a los muertos y no a los vivos, aquí ahora sí que se la jalan, no es lo mismo una víctima que se fue, a quienes han podido sobrevivir al contagio.

Entiéndase, que, en México, la muerte es sagrada, es un momento especial para las familias, ricas o pobres, a los difuntos se les convierte en los ángeles o santos que espiritualmente acompañan y hasta se les consulta, se les ora, y cada año o en las fechas especiales se les pone en su altar como un sincero homenaje en su memoria.

“Deja que los muertos entierren a sus muertos”, en aquellos tiempos Jesús iba caminando, en su recorrido se le acercó un joven y le dijo, maestro “yo te seguiré”. Permíteme ir primero a enterrar a mi padre, pero Jesús le respondió: “Tu sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Deja que los que creen en un final, lloren por sí mismos y el vacío que les deja la muerte.

Deja que los muertos lloren a sus muertos. Pues los muertos, son aquellos que no saben que la vida –son muertos en vida—y sus muertos son aquellos que no supieron vivir.

La muerte llama a los muertos y la vida a los vivos. En mi esencia, mi amor y conciencia jamás morirán. Los muertos son aquellos que no aman.

Y en la realidad, aquí de eso abunda, los que andan prefiriendo sacar ventaja de lo que sea, cuando en la realidad, la medida de ayudar a los gastos funerarios, es un apoyo para que los deudos no batallen a pagar lo que a veces cuesta tanto morir, que por esa la acción oficial.  Así las cosas.


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