¿Cómo cerrar e iniciar ciclos?

Una de las características principales de la vida es que todo está regido por ciclos: desde las estaciones del año hasta la vida misma, en donde se nos enseña que su ciclo es nacer, crecer, reproducirse y –finalmente– morir. Pero así como al terminar el invierno comienza la primavera, el cierre de un ciclo lleva, inevitablemente, al comienzo de otro.
Este es el flujo natural de las cosas, sin embargo, muchos de nosotros podemos oponer resistencia a dicho flujo, aferrándonos a ciclos que ya han terminado, o rehusándonos a terminar uno que claramente ha pasado su fecha de caducidad. Resistirnos a la naturaleza cíclica de todo no solo nos desgasta física, emocional y psicológicamente, sino que también impide que, así como las flores vuelven a crecer cuando el frío se ha terminado, florezcan cosas nuevas en nuestra vida.
¿Cómo saber cuándo un ciclo ha llegado a su fin?
Usualmente se nos enseña que un ciclo debe terminar cuando nos está haciendo daño o causando problemas, y si bien este es un claro indicador de que algo debe cambiar, no es la única señal de que hemos de ponerle fin a una situación. Hay ocasiones en las que todo puede ir aparentemente bien, no obstante, las circunstancias externas suelen ser engañosas.
No hay mejor forma de saber que un ciclo en nuestra vida ha llegado a su final que escuchando esa voz dentro nuestro que nos dice que hemos de soltar, dejar ir y avanzar. Hay quienes suelen llamarle intuición, y viene acompañada de sensaciones físicas –únicas para cada persona– que, con la práctica, serán difíciles de ignorar.
¿Cómo cerrar un ciclo?
No tenemos que esperar a que haya un conflicto o un detonante para decidir darle la vuelta a la página y comenzar de nuevo. Nos podemos acostumbrar a esperar a que haya un problema para tomar una decisión, pero esto puede derivar en un exceso de pasividad ante nuestra propia vida. Ya sea la incertidumbre, el miedo a lo desconocido, o la seguridad que nos da la zona de confort, hay razones de sobra para esperar a que las cosas sucedan por sí mismas. Pero esto le manda un mensaje peligroso a nuestro subconsciente: somos víctimas incapaces de hacer algo.
Por ello, hemos de mantener un rol activo en la toma de decisiones y no dejar las cosas sujetas a las circunstancias. El momento decisivo de cerrar un ciclo puede ser difícil e incluso doloroso, pero tener en cuenta que al hacerlo estamos abriendo la puerta para que llegue lo nuevo es un poderoso motivador. Ya sea escribiendo una carta y quemándola, u optando por algo menos melodramático y comprometiéndonos a un cambio de actitud, la intención de ponerle fin a algo es la energía necesaria para hacerlo.
¿Cómo empezar nuevos ciclos?
El crecimiento se encuentra saliendo de lo que nos es familiar y cómodo, pues solo así podemos ponerle fin a los patrones de conducta que nos pueden estar llevando de ciclo tóxico en ciclo tóxico. No es muy útil iniciar un nuevo ciclo si lo hacemos siendo la misma persona que acaba de cerrar otro. Por eso hemos de mantener una mente abierta, dispuesta a identificar qué salió mal en nuestro último ciclo y aprender de ello.
Saber reconocer nuestros errores es crucial para poder desarrollarnos y evolucionar, y todo ciclo que comencemos con la firme determinación de no cometer los mismos errores del pasado será –sin lugar a dudas– una experiencia diferente que nos mostrará más acerca de nosotros mismos y del mundo. Cada final es un nuevo comienzo, por ello no hemos de sentir miedo de cerrar ciclos; es una maravillosa oportunidad para seguir convirtiéndonos en la mejor versión de nosotros mismos. Es así que la mejor forma de comenzar un nuevo ciclo es con la convicción: hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy.



